jueves, 12 de marzo de 2009

Capítulo 39.

Si quieres, puedes. Curioso enunciado. Porque yo quiero comerme todas las galletas del mundo y no puedo. Porque yo quiero que la gente deje de matarse en guerras absurdas y no puedo impedirlo. Porque yo quiero que Omar me quiera y no puedo hacer que eso suceda.
No sé quién fue el primero que dijo esto, per desde luego era un vil mentiroso. Y hablo en masculino porque estas cosas a las mujeres no se nos ocurren.
Vuelvo hoy a un estado primitivo, es decir, que Omar me habla y parece que nací tartamuda.
Recuerdo que cuando se fue daba la impresión de que el bar estaba vacío, triste, sin vida, y ahora que ya ha vuelto, ha vuelto también con él la luz, la algarabía.
Le vuelvo a ver achinando los ojos cada vez que se ríe. Le vuelvo a ver apretar los labios cada vez que se concentra en una tarea. Le veo hoy, aunque me cueste reconocerlo, más guapo que nunca. ¿Será posible que me pase las tardes esperando que den las ocho para ir a verle? ¿Te puedes creer que me conformo únicamente con una palabra suya?
Muchas veces me quejo, y digo que está sacando lo peor de mí, lo cual es cierto, pero, también, sin él saberlo, saca lo mejor.
Después de divagar largo y tendido a través de mi mente, paradójicamente, llego a la conclusión de que, Omar, tú y yo somos de planetas diferentes. No sé que haría yo con alguien como tú, si en vez de sangre parece que tienes horchata en las venas. Si me pondrías histérica con esa parsimonia que te caracteriza. Además, pensándolo bien, y sin querer ser cruel, ¿de verdad estoy dispuesta a permitirte que me condenes a un vida de zapatos planos?
מרינה

2 comentarios:

Manu MAÑERO dijo...

a las mujeres también se os ocurren esas mentiras, y más gordas además, lo que pasa es que habéis nacido con un chip que salta automáticamente cuando mentís y que conviert vuestras mentiras y excusas en argumentos sin pies ni cabeza que, lógicamente, atribuís a vuestra naturaleza.

AdRiAnØ dijo...

De novela, qué manera de expresar!!!! genial! ;)