miércoles, 1 de abril de 2009

Capítulo 55.

Como otro miércoles más, me toca ir a la academia, aunque, como cada miércoles, me debato entre ir o no ir. Al final siempre voy así que no entiendo para qué tanto dilema.
La escusa que me estaba poniendo hoy era que me ha entrado lo que yo llamo la crisis textil, vamos que no sé que ponerme y eso me crea un malestar general y una desesperación que desemboca en todo mi armario vacío y la ropa sobre la cama.
Me paseo por casa claramente sofocada y medio en pelotas intentando pensar, creyendo que de esa manera me va a llegar la inspiración divina con la solución a mi grave problema estilístico. Pero ésta no llega y yo a este paso tampoco a la academia.
Salgo corriendo a enfrentarme un día más a las tan repetidas palabras de mi profesor de árabe. Palabras que ningún nativo pensaría que conozco, pero que, por el contrario, son los vocablos más asentados de mi léxico arábigo. Cotilla, charlatana, pelota, rebelde y cállate.
Para evitar repetir continuamente estas palabras, el profe ha tomado la decisión de sentarme a su vera y prohibir a todas las chicas que se sienten a menos de dos sillas de mí, ahora mi sitio es la esquina, castigada y separada del resto de la sociedad. Yo lo intento, pero es que no puedo callarme la boca, es superior a mí y, cuando éste se da la vuelta yo aprovecho para comentar a distancia las últimas jugadas de la facultad hasta que oigo un seco y cortante:
-Maña, que te calles.
Sí, es que aquí dejo de ser Marina, y todos me conocen por “la maña”.
Aún así, me atrevo a sacar de la manga mi último truco y, cuando se vuelve a dar la vuelta, retomo la conversación con Ana mediante el lenguaje de señas, hasta que, otra vez me mandan callar, y esta vez ya sí que me quedo encogida en mi nuevo territorio y cierro la boca definitivamente, porque, en boca cerrada no entran moscas, y en la mía están entrando a borbotones.

מרינה

1 comentario:

Manu MAÑERO dijo...

Siento la desaparición, como todo en esta vida tiene sus causas y sus consecuencias, y como todo en esta vida serán explicadas con sinceridad cuando convenga. Quizás no deba pedirte disculpas, pero tampoco ando sobre nubes, así que te las pediré.
Eso del "maña, que te calles"... ¿no sonó demasiado brusco? jaja, a mi me pasa algo así... y lloro. Será que soy dmasiado sensible. Claro que si tu cotorreo es superior a tu verguenza...
:P