martes, 13 de octubre de 2009

Esa extraña habilidad.

Se gira aproximando peligrosamente su mano hacia un vaso que contiene un conocido antibiótico. Como si de un déjà vu se tratase veo lo que va a suceder a continuación, sólo que éste no es uno de esos momentos que crees que ya has vivido, es que esta situación suele repetirse con cierta frecuencia ¡¡Splash!! Y el contenido del vaso rocía a mi hermana dando un tono anaranjado a su chaqueta.
Y mi madre, único factor causante de dicha faena se queda paralizada con la mirada perdida.
Oh no, oh no, ahora también sé lo que viene a continuación.
Mamá, con ese misterioso poder que posee analiza en apenas unos cuantos segundos la situación. Yo me imagino lo que pasa por su mente y es como un robot (voz metálica incluida).
Gira mecánicamente la cabeza y mira a mi hermana.
Pii-pii acercando zoom. Pii-pii fluido químico impregnando tejido. Pii-pii cara de póker. Pii-pii veredicto: no culpable. Pii-pii alejando zoom.
Levanta la cabeza para divisar a mi padre.
Pii-pii acercando zoom. Pii-pii ajeno a lo ocurrido. Pii-pii lejanía. Pii-pii veredicto: no culpable. Pii-pii alejando zoom.
Baja la mirada apuntando hacia mí. Mierda.
Pii-pii acercando zoom. Pii-pii cercanía. Pii-pii sonrisa burlona. Pii-pii veredicto: culpable. Pii-pii alejando zoom.
Y comienza:
-¿Quién ha dejado este vaso aquí?- siempre empieza sus preguntas retóricas con un quién, es una mera introducción oracional pues la intención es hablarme a mí, y sólo a mí.
-¿Es que no ves que el vaso ahí podía caerse?- veamos aquí la selección del vocabulario. No escoge el verbo tirar, ya que el uso de este verbo implica que alguien lo ha tenido que tirar, lo mires por donde lo mires, (alguien) tiró el vaso, o, el vaso fue tirado (por alguien), el vaso no se tiró. Sin embargo, el vaso se cayó, no puede ser caído por nadie. Así, mediante esta simple permutación verbal conseguimos que la culpa recaiga sobre otro. Es la magia del lenguaje. Vaya, que me sale la vena filóloga.
Total, que ahora la culpa la tengo yo, y ella sigue con su charla, bla bla bla, mientras, yo conecto el piloto automático hasta que llega mi padre. Se acerca a mí por detrás y me susurra al oído algo que me parece increíble que no haya notado en sus treinta y tantos años de casados y que me proporciona un cierto grado de complicidad con él.
-¿Desde cuándo tu madre comienza todas sus broncas con “quién”?
-Desde siempre papá, desde siempre.

מרינה

No hay comentarios: