martes, 29 de septiembre de 2009

El supositorio científico.

Por fin ha llegado el día del estudio, todo un chollo si piensas que te van a pagar por beber latas de cerveza que también te regalan. Estupendo, pero… estoy asustada.
Llevo semanas evitando no buscar en internet qué narices es una bioimpedancia, una plestimografía por desplazamiento de aire y un aparato llamado Bod-Pod en el que piensan meterme. Pero como el autocontrol no es algo que yo controle a la perfección comienzo a vagar por la red esperando respuestas. Lo encuentro. Oh Dios mío. Me van a poner electrodos en pies y manos, pero eso no es lo peor, el tal Bod-Pod es como una cápsula gigante, como un supositorio claustrofóbico a punto de entrar en el culo de alguien.
Entro al laboratorio y me dicen que me quite la ropa. La opción era o bikini o ropa ajustada rollo mayas, así que ante los pelos, mayas. Y ahí estoy yo, descalza y de negro de arriba abajo con unas mallas que a Oli le quedan estupendas pero que a mí me sacan hasta vergüenzas que no sabía que tenía, camiseta licrosa y gorro de nadador negro, más bien parezco un caco.
-Ale, para adentro- me dice la investigadora.
Bueno, venga, vale. En internet la gente sonreía dentro del aparato así que no puede ser tan duro. Yo puedo, yo puedo, me repito insistentemente.
Me meto, me siento y me cierran la puerta. Sólo tengo que quedarme allí, quietecita, relajada. Me preguntan por la ventanita que si me agobio, pero todo lo contrario, me siento como un pollito en un huevo, me siento bien, hace calorcito aquí dentro, las voces se escuchan lejanas, incluso me hace gracia y tengo que contenerme mucho para no mearme de la risa. Y ahí acaba el estudio, hasta la semana que viene que tengo que volver con una maletita para llevarme mi alijo de cervezas, espero que no me pillen en el metro y me tomen por una contrabandista de poca monta.
Por cierto, quizá, próximamente, yo misma, en Jucal Radio amenizando la mañana.
מרינה

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