jueves, 10 de septiembre de 2009

Identifícate.

Espiamos por naturaleza, y también nos espían.
Recuerdo el primer año de carrera y los informadores camuflados de estudiantes que por allí pasaron, quizás en busca de futuros kamikazes o posibles aliados de al-Qaeda. Sí, suena disparatado en una clase de veinte chicas.
El primero que desapareció había destacado por ser uno de los pocos chicos que había antes de que decidiéramos acabar con todos, y porque era rarito, para qué mentir. Su coartada: no sabía nada de árabe y quería aprender porque su novia era árabe. Al cabo de unas cuantas semanas y tras examinar fugazmente la caligrafía del susodicho comenzamos a sospechar de él. Por el amor de Dios, si él casi escribía en cúfico mientras nosotras nos conformábamos con una serie de garabatos al más puro estilo parvulito. Era del servicio de inteligencia israelí, más conocido como Mosad, la maquinaria más potente y eficaz en lo que a espionaje se refiere.
Al segundo lo rebautizamos como Horatio, sí, el de C.S.I. pero adecuado al medio español, es decir, más gordo, más feo y más torpe. Desapareció a consecuencia del cachondeo que nos traíamos en clase, después de escondernos tras las cabinas de clase de árabe hablado y aparecer de improvisto lanzando disparos imaginarios al aire, sonido de pum pum incluido, en las mismas narices del propio Horatio. Pertenecía al CNI, Centro Nacional de Inteligencia.
Y también recuerdo cuando a mi profesor de árabe le dio por malinterpretar todas y cada una de mis palabras para degenerar en una firme creencia acerca de mi afiliación al Mosad. Las situaciones incómodas se sucedían. En una ocasión se me ocurrió decir que el nombre de Rita era bastante común en Israel y su contestación fue ¿eres judía?
¿Qué? ¿Acaso eso es una contestación? Y qué coño, que soy Marina, de Zaragoza, y no Mariam de Tel-Aviv, cansino.
-Yo sé que tengo espías en esta clase- afirmaba,o- sé que viene gente del Mosad a investigarme- me decía mirándome a los ojos.
Joder, qué petardo. Vale, sí, quizás he dedicado muchas horas a la profesión, pero sin ningún ánimo de lucro y no para fines políticos, sólo soy una aficionada.
Así que, vigila tus espaldas camarada, porque nunca se sabe quién puede estar tras tus pasos. O sí.

מרינה

No hay comentarios: