lunes, 15 de junio de 2009

Soy Diógenes.

¡¡¡Uh!!! Estupendo, un chico guapo frente a mi portal. Estaré todavía enganchada a otro, pero nadie me arrancó los ojos de la cara, y yo a un chico guapo lo reconozco a la legua, además, que hay muchos peces en el mar y no todos se llaman Omar.
Nos miramos fijamente mientras rebusco las llaves en el fondo de mi bolso. Las encuentro y las saco, y con ellas, enganchados, 50 pañuelos de mocos que pululan libremente por este pozo sin fondo y que caen al suelo junto con mi vergüenza.
Coñooo, qué mal… sólo esto podría pasarme a mí, joder, dos semanas llevo diciéndome todos los días que vacíe el bolso de mierdas y ahora me toca lamentarme.
Rauda y veloz me agacho a recogerlos esperando, ilusa de mí, que no haya visto la escena, que por una milésima de segundo se haya quedado ciego. Pero no, es obvio que ha tomado nota de lo sucedido, pues cuando me levanto él aparta su mirada y continúa su camino.
Jop, fue bonito lo poco que duró.
Por mi parte me subo a casa maldiciéndome directa a vaciar de basuras el bolso.
מרינה

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