miércoles, 8 de abril de 2009

Capítulo 59.

Los días de mierda existen, algunos no tienen razón aparente, y otros son el resultado de un cúmulo de cosas, algunas vienen solas, y otras, sin darme cuenta, me las he buscado yo sola. No importa, porque la conclusión de hoy es que ser mujer es una jodida putada, y tengo un par de razones para demostrarlo, y no precisamente las dos que tengo en la parte superior delantera del tronco.
El verano se acerca, y como a mí a cabezona no me gana nadie, este año me he propuesto no sólo meterme en los pantalones de mi hermana de 13 años, si no meterme en un mini-biquini, aunque al final, lo más probable, es que yo acabe metiéndome y después, todas esas lorcitas tan antiestéticas salgan. Y como siempre, volvemos al refranero español, cuán sabio eres mamón, siempre tienes razón, que hoy me dice que “para presumir, hay que sufrir” Pues mira, no sabes bien lo que yo sufro, sólo me falta cruzarme con un obrero y que me diga “que no me entere yo que ese culito pasa hambre”, me veo contestándole con gesto afligido:
-Pues no te puedes imaginar el que pasa.
Bueno, hambre, hambre, no paso, pero necesidad, toda la del mundo y más. Que estoy hasta la coronilla de la pechuga de pollo, de la ensalada pobre, del pescado a la plancha, de la sacarina, del café sin leche, y sin gracia. Por el amor de Dios, que yo lo que quiero son unas buenas croquetas, una tortilla de patata, ensaladilla rusa, bollos varios, poder aliñar todo con tres kilos de mayonesa ¡¡Ay omá que ricaaa!!
Pero la gran putada por antonomasia de ser mujer es la menstruación. Que oyes ese palabro y ya te entran ganas de salir corriendo, y no es para menos.
Hoy ha vuelto a saludarme la señorita de rojo, sí, me ha dicho:
-Hoy te voy a joder viva guapa, te vas a cagar, y te voy a dar un día alucinante.
A mí, por mi parte, que ya me conozco bien estos días, me queda resignarme y meterme ibuprofeno en vena para conseguir soportar este día con la mayor dignidad posible sin arrancarme pelo a pelo las cejas al completo.
De vez en cuando me tiro larga en el sofá, hasta que sale uno de estos anuncios de compresas que me ponen enferma, y más en días así, que parece que lo hacen a posta. “Me gusta ser mujer” me dice la tontalaba ésta desde la pequeña pantalla.
¿Te estás cachondeando de mí zorrón televisivo raquítico? Seguro que tú ni siquiera menstruas y no tienes necesidad de pasarte el día entero echa un ovillo en el sofá escuchando esas gilipolleces ideadas por un publicista, de sexo masculino, que olvidó que ser mujer son más cosas que tener un par…
En fin que entre unas cosas y otras, sin olvidarme de estas agujetas cortesía del spinning, menuda basura de día, vamos, que si lo llego a saber ni me levanto de la cama.

מרינה

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