jueves, 21 de mayo de 2009

Capítulo 86.

Hace exactamente ocho años que me expulsaron del instituto no por pocos méritos. La verdad es que lo de estudiar no me lo tomaba muy en serio, pero lo de dar por el culo lo llevaba a rajatabla.
Las faltas leves llegaban a mi casa de tres en tres. Supongo que la secretaría del instituto dejó de mandarlas de una en una, pues debía suponer un gasto en sobres importante. Y así, con el cúmulo de faltas y varios añadidos más, decidieron mandarme a casa tres días para que le diese por el culo a mi madre y les dejase a los pobres profesores unos días de tregua. Días que pasé acurrucada en el sofá con una gastroenteritis de muerte como reprimenda de la naturaleza, y gracias a la cual inspiré una pizca de pena en mi madre que cedió a rebajarme el castigo.
El detonante fue una de mis grandes ideas, de esas que nunca me salen bien, y mi perseverancia para llevarla a cabo. Íbamos varias caminando por el arcén de la carretera que separaba nuestro pueblo del pueblo del instituto, trece kilómetros nos quedaban por delante, buenas municiones de dulces y la cabezonería típica maña por bandera cuando, de repente un coche blanco se detiene bruscamente y de pronto un grito:
-¡¡¡Marina!!!
Y sale del coche iracunda la mejor amiga de mi madre. Me engancha del brazo y me obliga a entrar obedientemente en el coche junto con otra de las chicas.
-Angelines no se lo digas a mi madre, que iré todos los días a sacarte la basura, es más, los sábados te voy a dejar la casa como los chorros del oro, que te vas a ver reflejada allá por donde pasas, pero no digas nada-suplicaba en vano.
Nos dejaron en el instituto, suponiendo que a buen recaudo, pero a nosotras, chicas de ideas fijas que habíamos decidido que ese día no se iba a clase y punto, nos pareció una idea estupenda la de ir al río a tomar el sol. Y de esta manera la dirección del instituto, cuando dio cuenta de lo sucedido, tomó la decisión que ya estaba bien de tanto pitorreo y nos dio un escarmiento que yo no olvidé.
Puedo decir ahora que me giro y miro al pasado que soy una ex-gamberra, aunque a veces pienso que debería rescatar parte de esa Marina, más decidida, más dispuesta a comerse el mundo y lo que hiciese falta, más osada.
Dedicado especialmente a Almu, otra de las expulsadas, para más inri el día de su cumpleaños. ¡Felicidades!

מרינה

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