martes, 10 de febrero de 2009

Capítulo 13.

Miro hacia atrás y veo que siempre he sido una chica tristona, demasiados problemas confundían mi débil moralidad, demasiada gente me hacía tropezar en el camino, y demasiadas lenguas viperinas atentaban en mi contra, y yo, ignorante de mí, aún les dejaba.
Demasiadas malas compañías, demasiado consejos vacíos, de intenciones, de voluntad, demasiado tiempo esperando algo que nunca llegó, demasiado tiempo buscando a alguien que me estuviese buscando, demasiado tiempo perdido que podría haber invertido en darle la vuelta a la tortilla, y a la tristeza dar alegría por la vida, a los problemas una solución, a la debilidad firmeza, seguridad, a la gentuza la espalda, a las lenguas viperinas su propia medicina, y al tiempo, utilidad. Y sobre todo fuerza y valor que he ido recolectando durante todo este tiempo, y que poco a poco van floreciendo este jardín que he aprendido a cuidar y a querer. Porque amigo, si tú no riegas y abonas tu propio jardín, nadie lo hará.
Es lo que tiene leer el diario de la adolescencia, que te pones muy reflexiva, y seguramente no sé ni qué digo. Aunque hoy la vida me sonríe, ¡¡que ya ha vuelto Omar!! Se nota que me he dejado en casa unas buenas espías, porque tienen buena profesora que si no...
מרינה

1 comentario:

AdRiAnØ dijo...

Hoy no te puedo decir mucho Mari,así que mucha suerte con tu panchito! =)