jueves, 19 de febrero de 2009

Capítulo 21.

Como hoy he decidido darle un giro a mi vida decido cambiar también de camino, y en lugar de ir por la calle de Omar, vuelvo a casa por la rivera del río. Cuando llego a la puerta te veo entrando en tu portal. Mierda, cambio un día de camino y tú te vas por el otro, te me podría haber encontrado, aunque menos mal, porque no es lo mismo decir las cosas a cinco metros de distancia que a medio.
Como conozco ya casi todos tus pasos sé que nada más entrar en casa saldrás al balcón. Espero unos segundos y salgo. Me río en mi fuero interno porque no me he equivocado, ahí estás.
Me lanzo, me tiro a la piscina, sin flotador, sin chaleco salvavidas, sin unos tristes manguitos, sin nada de nada, pero ahí voy. Abro la ventana, nos saludamos y te digo, ¿oye te apetece que hagamos algo hoy? sospecho que voy a estar bastante aburrida. Es que he quedado con un amigo.
La madre que te parió. Diez meses madurando la idea de si te decía esta mierda de frase o no, por fin me decido, y a ti te cuesta exactamente dos segundos acabar con esos diez meses de meditación.
Estoy a punto de quitarme la zapatilla y lanzártela a la cabeza con toda mi furia, o ponerme a llorar como un parvulito que no quiere que su madre le deje en el cole, pero soy una señorita, cuando cruce el umbral de la puerta de la terraza es posible que se desencadene el segundo diluvio universal, pero por el momento te dedico la mejor de mis sonrisas y te digo que otro día será.
Llamo a Joy en estado de alerta máxima, necesito algún tipo de apoyo moral. Hablo atropelladamente y con la risa histérica de las narices, no sé si Joy consigue descifrar lo que le estoy contando, así que mi pobre niña hace lo que puede.
Es cierto que lo mismo ha quedado con un amigo, pero también hay un 50% de posibilidades de que sea una excusa barata, sea cual sea, lo cierto es que es suficiente ridículo por hoy y creo que también voy sobrada para los próximos meses.
Decido comenzar un encarcelamiento voluntario en casa, me escondo detrás del sofá, donde pienso pasar toda la tarde viendo la tele. De más está decir que no pienso acercarme a ninguna ventana y cada vez que pase por delante de la terraza pienso ir a gatas. Si me lo encuentro juro que allí mismo me cabo un hoyo en el suelo tan hondo como pueda y me meto en él.

מרינה

2 comentarios:

Najla dijo...

yo voto por que es verdad lo del amigo...ten en cuenta que ha vuelto hace nada

Manu MAÑERO dijo...

Yo voto porque es mentira. Es la excusa más vieja que existe después de otras como "tengo que cuidar a mi abuela" o "tengo mucho que estudiar".
Le dará verguenza...
Sé que terminará tomando algo contigo. Hará más calor, habrás madurado mejor aún la siguiente invitación, y él no podrá negarse.
Somos taaaan predecibles...