viernes, 27 de febrero de 2009

Capítulo 28.

Finalmente hoy llego a la apatía más absoluta, combinada en determinados momentos con la mala ostia más profunda, y así dejo que el viento me lleve por toda la ciudad.
Intento no ser sincera conmigo misma, y no analizo el porqué de tan mal humor y agresividad, poco usual en mí, porque en el fondo de sobras sé qué es, por mucho que no quiera reconocérmelo. Eso sí, intento ver la luz al final del túnel y me digo, oye, si todo lo que sube baja, esto que ha bajado ya subirá, y me hago un montón de propósitos para mañana, de esos que al final nunca cumples, ni mañana, ni dentro de un mes.
La cerveza belga que me tomé ayer me dejó sumamente perjudicada, tanto que por la mañana no puedo despegarme las sábanas y llego a plantearme si pasé la noche en mi cama o en un ring de boxeo, porque me duelen hasta la pestañas.
Por fin me decido y me voy a clase con mi lentitud habitual, por supuesto que a ese paso llego tan tarde que me digo, de perdidos al río, y así, hecho la mañanita en la cafetería y de paso consigo que la culpabilidad me persiga por ser una zángana como la copa de un pino.
Decido airearme las ideas y darme un paseíto con Joy, tan aireadas las tengo que no se me ocurre otra cosa que preguntarle que qué haría en ese mismo momento si fuese un hombre, y ella me contesta, sería el señor X y hablaría conmigo. Yo, muy indignada, le replico, ay chica, pues qué sosa, yo sería Omar y, por supuesto, me besaría, ahí iba yo a estar perdiendo el tiempo. Joy sólo me mira, y, ésta vez, el que calla no otorga, más bien la que calla acaba pensando que últimamente no tengo la azotea demasiado bien amueblada.
Nos cruzamos con unas chicas, sólo las oigo que dicen, uff cualquiera que nos oiga ¿qué va a pensar?, y como yo soy más chula que un ocho y tengo hoy precisamente los humos muy subiditos, me vuelvo y les digo, pues qué van a pensar, que sois tontas de
cojones. ¡Que nooooo! Lo pienso, lo comento con Joy, que ya no sabe ni cómo mirarme, pero me callo, porque a este paso, algún día me comeré un buen sopapo, y encima con razón.
מרינה

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