lunes, 9 de marzo de 2009

Capítulo 37.

Dedicado hoy especialmente para RadioactivoMan-U.
Se celebra en la universidad un encuentro con unas estudiantes de Abu Dhabi. Todas las chicas de clase estamos expectantes por ver cómo son y qué nos cuentan.
Entre la clase que acabamos de tener, completamente soporífera, y el encuentro debe de haber cinco minutos libres. Salgo de clase escopeteada a ver si me da tiempo de fumarme un cigarrito, pero hoy no va a ver suerte y tendré que volver a clase con el mono. Cuando giro por el pasillo veo un grupo de cabezas con pañuelos, supongo que son ellas, así que me doy la vuelta con resignación y vuelvo a clase. Entramos todas en pelotón y nos acomodamos como podemos.
Las chicas en cuestión son todas más que estupendas. En nada tienen que envidiar a las estrellas de Holliwood, guapas y elegantes a la par. Nosotras al lado suyo parece que vestimos harapos, bisutería recogida de la basura y maquillaje de los veinte duros. Van todas de marcas hasta las cejas, más bien parece una pasarela de moda donde no falta Louis Vuiton, que no Louis Putón, ni Calvin Klein, no Calvin Klon, ni Prada, nada que ver con el bolso mantero que me compró mi madre marca Prado.
Por supuesto, todos los pañuelos van totalmente conjuntados con los atuendos. Hay una gran variedad pero todos coinciden en una cosa, que no tienen el tamaño de la cabeza de las chicas si no que parece que llevan dentro de ese pañuelo el moño de Amy Winehouse. Parece ser que la moda allí es ponerse un moño postizo, o algo parecido, para que la cosa quede bien abultada, eso sí, todo con mucho estilo.
Y hablando de Amy Winehouse, una de ellas es clavada, pero con un tono de piel más oscuro, además, la chica también parece estar un poco colgada ya que en cuanto toma asiento no se vuelve a mover, casi ni pestañea, y tiene una cara tedio que es todo un poema.
Las chicas se organizan y comienzan a hablarnos acerca de los Emiratos Árabes Unidos, entre otras cosas de su universidad y de los estudios que cursan en ella. También nos han traído unas joyas para enseñárnoslas, unos vestidos y unos regalitos, dátiles, etc. Además de monas y listas, simpáticas. ¡Ah! y también henna para pintarnos las manos. A mí como esas cosas no me van demasiado, cuando llega mi turno les sonrío educadamente y les digo, “ana la, shukran”, yo no, gracias.
Llega el turno del gran catedrático del departamento de estudios árabes e islámicos, un señor que, a mí personalmente, no me cae en gracia, bueno ni a mí, ni a ninguna. Y no es porque no sea sabio, que lo es, y mucho, es que dice abundantes tonterías, como por ejemplo:
-Lo que más me gusta de España son las gallegas.
Que no me ofendo porque no seamos las aragonesas las que más les gustamos, es que comenzar una conferencia con esas palabras no es precisamente lo que requiere el protocolo. O porque, en otra conferencia, sin venir a cuento dijo:
-Yo soy ateo, gracias a Dios.
Lo cual me parece fenomenal, cada uno que sea lo que quiera, pero no creo que nos interese ese dato a todas las personas que estamos aquí en este momento y en este lugar.
De repente algo me está deslumbrando, miro hacia el lugar del que provienen esos destellos y veo, nada más y nada menos, que un pedrusco de diamantes engarzados en oro blanco más grande que la mano de la chica que lo porta. No puedo si no comentarlo con mi compañera de al lado porque la cosa no es para menos. Una no ve todos los días tales alhajas. Comentamos y comentamos hasta que el ponente nos dice:
-¿Tenéis alguna pregunta?
-No. Decimos Rocío y yo al unísono con cara de niñas buenas.
Cualquiera le dice nada después de que le haya llamado le atención a una de las chicas árabes y le haya dicho que para hablar que se saliese fuera.
Tras media hora de palabrería sobre al- Ándalus cortesía del ilustre erudito, encima en árabe, creo que mi cerebro se autodestruirá en diez, nueve, ocho…Así que acabo imaginando que ese señor no está ahí y me transporto a mis mundos de Yupi, donde él no aparece. Ya me encargo yo de controlar mis propias fantasías, y yo decido quien aparece en ellas y quien no.
Llega ya la hora de irse y salgo del aula lentamente porque me he quedado literalmente, anonadada ante tanto glamour arábigo.
מרינה

1 comentario:

Manu MAÑERO dijo...

Gracias por dedicarme el post de hoy, jaja, me temo que ya me he quedado para siempre con ese pseudónimo. de momento no someteré a referendum cambiar el titulo de mi blog, pero todo se andará.
aquel profe´sor resabihondo quería ligaros, está claro. hizo la táctica del argentino (creer que todos los españoles son gallegos) y tiró la caña a ver si caía alguna sardinilla o, en cualquier caso, alguna trucha. no saben ná!