jueves, 26 de marzo de 2009

Capítulo 50.

Bien sonada es la nueva ley para el aborto. Cierto es que no suelo tocar estos temas, pero éste en especial me saca de mis casillas, que ya llevo unos días calentándome.
Vamos a ver, que si yo me quedo en estado de buena esperanza, me quede de la manera que me quede, ya sea por violación, por accidente o por que haya venido el espíritu santo y me haya inseminado milagrosamente ¿tengo que joderme y tener un hijo que no deseo?
Desde luego que desde ese momento mi vida, como la conozco ahora, se acaba. Que lo querría, claro que sí, pero, ¿y mi educación? ¿Y mi juventud? ¿Por qué tienen que decidir otros por mí si debo o no tener ese bebé? ¿No éramos libres?
Pero, ¿y cuántos niños en contenedores de basura nos evitaríamos? ¿Cuántos niños en orfanatos que van de casa en casa? Sin contar a los que no encontramos y pasarán al olvido. Eso sí que son situaciones traumáticas, y no la que te puede producir un aborto.
Además, ¿y si no tengo medios para mantener una criatura? ¿De qué va a vivir ese niño, del aire que respira? Obvio que no. ¿Me van a venir a ayudar económicamente esos que predican en contra del aborto? Obvio que no. Digo yo, ¿no sería mejor olvidarse de traer a este mundo, que ya es muy duro de por sí, a futuros niños problemáticos, carne de cañón? Porque, si tengo que sacar adelante a esa personita con el sudor de mi frente, tendré que sudar lo que no está escrito, porque si no, con un sueldo de mileurista, que es lo que conseguiría ahora, lo llevo claro. ¿Eso es lo que quiero? ¿Es lo que queremos? Un hijo, con el que nunca puedes estar porque estás ganándote el pan, y que se cría a la buena de Dios.
No, gracias. Creo que mi hijo se merece una vida mejor, creo que debería darle, por lo menos, lo que a mí me han dado, si no más. Y eso, ahora, imposible.
Además, si yo no estoy para nada preparada para asumir la educación de un niño, ¿cómo lo va a estar una chica de 16 años? ¿Va a saber cómo afrontar las mil y una situaciones complicadas que se te plantean a la hora de educar? Por favor, si con esa edad no sabes ni resolver tus propios conflictos, cómo piensas resolver los de tu hijo. Pensemos, hombre, que la educación es un tema muy serio.
Esta mañana me han dicho:
-¿Y el padre? ¿No pinta nada en todo esto? ¿Y si quiere tenerlo? Qué pasa, ¿que ni pincha ni corta?
Pues no, siento decírtelo, pinchar, sí, pero cortar, no. Por una vez, los hombres no tenéis apenas vela en éste entierro, pues las que tienen la última palabra somos nosotras, que tenemos que ir nueve meses con el bombo, con los tobillos hinchados, reteniendo líquidos, vomitando por las mañanas…y como colofón final, el parto, que con un poco de suerte, en seis horas te lo has ventilado, pero otras sufren un poco más, como mi pobre madre, que tardó 12 horas en traerme al mundo. Que sí, que es muy bonito darle la vida a alguien, pero la pobre después de 22 años aún se acuerda de cada minuto. A mí me cuenta esto y, de verdad, que el poco instinto maternal que tengo desaparece, aunque ella siempre dice que se puede parir por lo a gusto que te quedas después.
Y sí, es cierto, no todas las situaciones serán así. Y sí, es cierto, la sociedad no es responsable con sus actos ni piensa en las repercusiones, pero es lo que hay, es la realidad, y por tanto, la ley debe ajustarse a ésta, no a un ideal, y contemplar todas las situaciones que se puedan dar, para así velar por la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos.
Y la iglesia, a callar. Si el estado, o los infieles, fuésemos a decirle cómo tiene que llevar sus asuntos clamaría al cielo. Así que, en éste supuesto estado laico y aconfesional ¿por qué tiene que meter las narices donde no le llaman? Preocúpese de sus feligreses y déjenos a los demás vivir como mejor nos parezca.
Preocúpese de lo que tiene dentro, porque, en este tema, es el que más tiene que esconder. A ver si predicamos con el ejemplo controlando a su clero primero, pues no sería el primer caso que apareció, el de un párroco que violó a una niña, o quizá éste sí sea un caso aislado, pero no los conventos en cuyos sótanos aparecieron cadáveres de bebés recién nacidos, las madres, monjas, los padres, los curas de la congregación de al lado. Y ahora resulta que un aborto es un asesinato, ¿y lo suyo? No me lo diga, era en nombre de Dios, como la inquisición y otras tantas historias.
¿Y qué hay de la explotación? ¿Cómo creen que llegaron al estatus del que ahora disfrutan? Aprovechándose del diezmado pueblo que, no por fe, pagaba el diezmo. Claros ejemplos de esto son el Vaticano, la Santa Crocce, el Duomo de Milán y todas las iglesias y catedrales de Europa. O qué pasa ¿que se construyeron solas? ¿que como había que construir un templo para el todopoderoso, por supuesto sin escatimar en ostentaciones, ese año se fabricaron más billetitos?
Demasiadas barbaridades en nombre de Dios, de su Dios, el poder y el dinero, pues si hacemos un recorrido por la historia de la iglesia católica, parece ser que la moral no es algo de lo que pueda presumir, pues poco le ha importado, y a las pruebas me remito, así que no vengan ahora con patrañas.
Creo que ya he empezado a desvariar, pero, qué ancha me he quedado.
מרינה

1 comentario:

AdRiAnØ dijo...

AMÉN HERMANA!!! ;)