domingo, 15 de marzo de 2009

Capítulo 42.

Coincidiendo con la gente que me rodea, hoy ha sido un día raro, muy raro, y acabo que no me soporto ni a mí misma.
Salgo de casa y se me acerca un señor.
-Hola guapa ¿me compras una colcha para cuando te cases?
Porque me acabo de levantar y todavía me acuerdo del calorcito que hacía en la cama, que si no te estampo la colcha en la cara.
-Oiga que yo soy un poco joven para casarme.
-Ah ¿sí? ¿Cuántos años tienes?
-22 ¿Me había echado más años?
-jejeje unos cuantos más.
La madre que lo echó, si fresca y lozana me hecha unos cuantos años más, cuando llegue de resaca creerá que soy la anciana más vieja del barrio. Me indigno mucho y para demostrarle que está ciego y que yo estoy estupenda y parezco una chica de mi edad, e incluso más joven, le digo:
-¡Pues en el estanco me piden el D.N.I.!
Otro de los extraños sucesos del día ha sido que he entrado al metro sin pagar, y sin colarme. Me acerco con mi reluciente tarjeta a las máquinas para sacarme un billete y todas y cada una de ellas me la escupen. No es que no tenga suelto, es que no me da la gana sacarlo, así que me acerco al guardia y le comento el problemilla que tengo.
-Bueno, pues te abro y pasas.
-Eh… bueno… eh… ¡vale!
Así, sin billete, y sin vergüenza, por que si hubiese sido más legal hubiese sacado una monedita, pero qué coño, que el metro ya no me considera joven, y aunque el señor de las colchas tampoco, yo creo que todavía me quedan unos añitos de disfrutar de mi juventud, y nunca se sabe en qué momento de ésta necesitaré ese euro para una caña.
Al final del día decido irme a la cama porque ya me estoy traumatizando de manera irreversible. Todo me indica que el tiempo pasa y me siento más vieja que Matusalén, que según la Biblia vivió 800 y pico años. Y también porque he descubierto indagando por internet que es más que probable que mi hermana se haya echado un novio, que es más feo que pegarle a un padre con un calcetín sudado y después pedirle propina, y que encima la llama pitu, y no quiero hablar más de este tema porque me estoy poniendo de todos los colores de pensar… mejor no pienso nada.
Menos mal que vuelvo en nada, porque le voy a enganchar y le voy a hacer un buen lavado de cerebro. Esas cosas que nos proponemos las hermanas mayores que luego, llevadas a la práctica, no salen según lo esperado. Pero bueno, de esperanza y paciencia voy sobrada, pues con Omar tuve un óptimo y prolongado entrenamiento.

מרינה

1 comentario:

Manu MAÑERO dijo...

jaja en primer lugar, cierto es que el tema de la juventud es harto doloroso. seguimos siendo jóvenes, pero hasta cuando? hasta los 18, los 21 o los 26? Luego alguien muere con sesenta y pico y tb dicen que "murió joven". en fin, consensuemos de una vez la media de edad a la que uno deja de ser joven!
y en segundo lugar, calma con tu hermana. que mas da que sea feo el chico, a base d tropiezos y desmayos se aprende, y cuanto más jovenes mejor. te lo dice uno con experiencia en lo de intentar encauzar hermanos menores...